Derechos humanos de los internos en el interior del CERESO de Hermosillo, Sonora

Abstract

Los Derechos Humanos son el paradigma de la legitimidad y justicia de las relaciones entre el poder público y la sociedad. Por una parte, y no sin esfuerzos considerables, la sociedad va consolidando, en mayor o menor medida, una estructura para la protección del respeto a los Derechos Humanos y, por la otra, el Estado a través de sus Instituciones, establece sistemas y mecanismos para garantizarlos y protegerlos, así como las condiciones para su pleno ejercicio y desarrollo integral. En este sentido, el reconocimiento de los derechos Humanos por parte de los Estados y su inclusión en los textos constitucionales y en la Ley, constituye uno de los grandes logros de la humanidad, en el que se conjugan el sentido práctico, la posibilidad de dar solución a demandas históricas y políticas, cambiantes unas, permanentes otras, y en el que se plasman con claridad la libertad, la igualdad y el respeto a la autonomía de las personas, como los únicos valores que hagan posible una vida mejor para todos. La vigencia de los Derechos Humanos se concreta cuando el Estado, en su cometido de procurar el bien común para la sociedad, crea las Instituciones que han de garantizarlos, de manera que su práctica cotidiana permita asegurar el respeto a la dignidad humana y a la libertad, como condiciones imprescindibles en el desarrollo de la inteligencia, la creatividad y el espíritu humanos; este ejercicio permitirá también conciliar el derecho vigente de los pueblos y los afanes de la sociedad con grandes tareas comunes, como son la preservación de la paz, la tolerancia y el respeto a las diferencias culturales, sin menoscabo a la individualidad, en virtud de que el hombre es el único fin en el quehacer universal. El tema de Derechos Humanos cobra importancia día con día y su conceptualización, filosofía, historia y protección legal demanda una amplia difusión y enseñanza entre la sociedad. La idea de Derechos Humanos ha venido evolucionando hasta adquirir las dimensiones que hoy conocemos y que plantea, por sobre todas las cosas, una filosofía básica: Aquella que concibe al hombre como el fin último de todas las acciones humanas. Por tal razón, el hombre es concebido como actor en un contexto histórico y social determinado. De ahí que el sujeto privilegiado de protección de los Derechos Humanos, la persona, sea también mujer, hombre, niño o niña, anciano, indígena o, como el caso que aquí nos ocupa, preso y/o interno. Por lo anterior, los Derechos Humanos son, así vistos, el límite que las personas oponen al ejercicio ilegítimo del poder. No son un conjunto de enunciados normativos dirigidos a una entidad abstracta, sino una serie de facultades del ser humano que se expresan en la defensa de los Derechos de las víctimas.